La respuesta a esta
pregunta depende del diámetro y del peso que posea la gota de agua también.
Cuanto más grande sea la gota, mayor velocidad tomará al caer.
No obstante, se
calcula que la velocidad varía entre los 8 y los 32 kilómetros por hora
aproximadamente. Una gota de lluvia suele tener un diámetro mínimo de entre 0,5
mm. (Parecido a un grano de sal) y un máximo de 6,35 mm. de tamaño. Si la gota
posee el tamaño mínimo, ésta caerá a unos dos metros por segundo, o sea, a 8
kilómetros por hora. Pero si la gota es grande, alcanzará una velocidad de
nueve metros por segundo, que son 32 kilómetros por hora.
Este valor se calcula
por medio de dos fuerzas que entran en juego: la fuerza de la gravedad y una de
rozamiento (la resistencia al viento).
El físico húngaro Philipp Lenard fabricó
en 1904 (un año antes de ser galardonado con el Premio Nobel de Física), un
túnel de viento en sentido vertical para realizar el cálculo de la velocidad a
la que caían las gotas. En sus investigaciones, descubrió que la velocidad de
la gota se incrementaba si ésta era grande, pero sólo hasta llegar al límite de
4,5 milímetros. Si es tamaño es mayor, la gota se va deformando y con ella va
aumentando su resistencia al viento, por lo que el descenso se ralentiza.
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